En verdad, los pecados capitales –que dicen son siete- los podemos resumir en sólo dos faltas graves: debilidad mental e ignorancia. Así, cuando lleguemos a Dios, deberemos dar cuenta por estos dos pecados.
Cualquier otro se deriva de las dos faltas principales: si somos lujuriosos, si la gula nos domina, si somos victimas de la ira, si somos pobres, todo eso es por debilidad mental. Si no somos compasivos con nuestro prójimo, es por ignorancia sobre el hecho de que todos somos hermanos.