Continuando con los ensayos sobre las distintas facetas de Marx, nos toca hoy indagar sobre sus postulados filosóficos: su obra descansa en la presunción según la cual es la realidad (las condiciones externas) lo que condiciona o moldea nuestro estado de conciencia. De ser esto cierto, bastaría con cambiar el modo de producir para inducir cambios en la conciencia y llegar a la creación de un ”nuevo hombre”.
La anterior afirmación va de la mano con la corriente filosófica basada en el realismo donde justamente se afirma que lo externo está dado y es lo que nos condiciona como personas. Esta corriente mantuvo una aceptación universal hasta el nacimiento de la filosofía moderna con René Descartes. Desde ese momento, la filosofía comenzó a ser un poco más subjetiva (“pienso luego existo”; eso es subjetivo) hasta llegar a lo que se conoce como el idealismo cuyo principal exponente es Inmanuel Kant. La corriente idealista fundamentalmente establece lo contrario: es la conciencia lo que crea la realidad. Ello confirmaría lo que dicen las corrientes espirituales y metafísicas al afirmar que el universo es mente y que además, es la fe la que mueve montañas (la roca de Gibraltar, por ejemplo)
¿Quién tiene la razón? Para comenzar les comento que la respuesta no es fácil. También debo admitir que no soy un filosofo profesional, si acaso llego a la categoría de “aficionado” por lo que no pretendo dictar cátedra; apenas puedo emitir una modesta opinión. Veamos:
Para comenzar, debemos aceptar que el medio ambiente tiene una influencia enorme sobre nosotros, en especial si ciertas condiciones (favorables o adversa) nos son impuestas desde la niñez. A veces resulta muy difícil para un ser humano desembarazarse de las influencias del medio ambiente pero si aceptamos esto como una posición determinista, entonces hubiese sido imposible para la humanidad elevar su nivel de conciencia sobre el de los animales. Por la otra parte, debemos distinguir entre la influencia que pueda tener nuestra conciencia sobre elementos físicos (planetas y mesas; muy poca) a la influencia que puede tener sobre aspectos sociales: creo que bastante.
La discusión filosófica entre realismo e idealismo es interminable, lo que yo puedo aportar es aplicar ambas hipótesis al sistema económico y al mercado financiero a ver si logramos aclarar algo. Un sistema económico condiciona a las personas, sin duda. No es lo mismo haber nacido en la Unión Soviética comunista que en Brooklyn, NY; la forma de ver la vida es bastante diferente. Sin embargo, un autor pueden escribir algo y cambiar nuestra percepción de la economía tal y como hizo Keynes en su oportunidad. De aquí surge una sospecha: la relación entre realidad y conciencia no es una función unidireccional (la R afecta a C o C afecta a R) sino que es una función recursiva: se afectan mutuamente.
¿Son los mercados financieros una realidad independiente de los agentes económicos o son los agentes económicos los que crean la realidad de los mercados? Esta pregunta es más importante de lo que parece a simple vista. El operador financiero debe contestar a esta interrogante de la mejor manera posible.
La teoría financiera (formal-académica) establece que independientemente de los observadores, los mercados pugnan por un punto de equilibrio el cual queda determinado por unas ecuaciones lineales entre riesgo y retorno. Las preferencias de los agentes sólo determina la composición de los distintos portafolios pero incluso, Sharpe decidió por nosotros el portafolio ideal cual es, el portafolio de mercado.
Básicamente nos induce a seleccionar ese portafolio y sentarnos a presenciar el espectáculo (buy and hold). Eso se constituye en un paradigma: el paradigma de mercado basado en valor. El juego se reduce a buscar valor donde lo haya. Hay valor cuando detectamos que una acción se cotiza por debajo de su valor intrínseco, el cual queda determinado por unas relaciones financieras. Así tenemos que el valor está dado independientemente de nuestra participación. Resulta que salimos a transar bajo esa concepción y lo más probable es que perdamos hasta la ropa interior. Algunos dirán . . no! Buffet hace eso y está millonario! Ya lo dije en otro ensayo: Buffet está en las grandes ligas del control corporativo; él no invierte a nuestra usanza. No nos sirve como ejemplo.
La teoría más actualizada que podemos encontrar es que la realidad de los mercados es recursiva o si lo prefieren, es “reflexiva” (expresión acuñada por G. Soros) queriendo indicar que partimos de una realidad que es modificada por las percepciones de los agentes la cual produce una nueva realidad que vuelve a influenciar sobre los agentes y así en una interacción infinita. Con este nuevo paradigma salimos a transar y nos defendemos mucho mejor, pues el nuevo paradigma tiene unas implicaciones interesantísimas que las discutiremos en su oportunidad. Así podemos declarar que en el caso de los mercados financieros son fundamentalmente una creación del agregado de todas las conciencias, eso explica mucho de los fenómenos observados.
Volviendo a Marx, el filósofo, pronunciaré un veredicto que dice que él no está del todo equivocado pues la influencia de lo externo es enorme. Quien lo niegue, niega en parte de la verdad. Sin embargo, para todo asunto social, existen funciones recursivas que hacen que la humanidad vaya avanzando poco a poco (con lentitud) hacia un hombre mejor. En definitiva estamos mejor parados aceptando la veracidad de la recursividad para todos los fenómenos sociales que aceptando la posición fatalista-determinista de Marx.
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