06 octubre 2008

La inutilidad de tener la Razón

En estos días que corren, los mercados bursátiles mundiales se encuentran en niveles asombrosamente bajos en relación a como había comenzado el 2008. Es probable que continúen así unos meses más con una trayectoria bastante errática e incluso sigan deslizándose hacia abismos aun más profundos. Lo interesante de esto es que todos sabemos de una manera u otra, -racionalmente u intuitivamente- que, en alguna fecha desconocida en el futuro los mercados se recuperarán igualmente de manera asombrosa.

No importa lo que tarden, eso va a ocurrir y allí podemos estar todos de acuerdo y además tener la razón. Que son tres, que son cinco, ocho, diez o veinte años, eso no importa, lo que importa es que sabemos con absoluta certeza que va ocurrir en algún momento.

Ahora bien, ya que sabemos algo contundentemente verdadero en relación al mercado ¿cómo es que no nos hacemos millonarios en el proceso? La respuesta es que una cosa es saber lo que va a hacer el mercado durante un período dado y otra muy distinta es tener la habilidad de sacar provecho de ese conocimiento.

Puedo demostrar que incluso sabiendo cómo va a terminar mañana el mercado, todavía se necesita de una habilidad extraordinaria para sacar ventaja de esa información. ¿Cuál título debo comprar? ¿Y si me apalanco para sacar provecho en grande? Bien puede ocurrir que durante el día me hagan una llamada al margen para cubrir un movimiento desfavorable -muy momentáneo- y me vea obligado a cubrir (cancelar) mi posición, para luego observar que efectivamente el mercado terminó donde esperaba.

Si lo anterior es verdad, también lo es para el caso de aquellos afortunados (estoy excluido) que sabían con absoluta certeza que los mercados iban a colapsar “a su tiempo”. De nada les sirvió el tener la razón a menos que hubiesen cultivado esa rarísima habilidad de saber como sacar provecho a un mercado ciertamente enloquecido.

Así concluimos que no basta saber por adelantado lo que hará un mercado (lo cual es por lo demás extremadamente difícil y de ocurrir, le ocurre a unos pocos una vez por vida y no más) sino en haber cultivado la habilidad de saber transar en los mercados financieros.

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